¡Así empezó todo!

No tuve conciencia de la tremenda labor que representaba ser padre hasta que nació mi segundo hijo. La mayor, Ana Paula, fue una hermosa niña que nació sin complicaciones en el 2004. Muy despierta, inteligente y activa, era capaz de expresarse con claridad y precisión sorprendente apenas cumplido el primer año de vida. Primera nieta de sus cuatro abuelos, fue engreída y cuidada por todos sus tíos y abuelos. Mi esposa y yo éramos jóvenes e inexpertos, pero el apoyo familiar lo hacía todo mucho mas fácil.

En enero del 2012 nació mi segundo hijo, Ricardo Gabriel. Creo que cuando todo fluye dentro de la “normalidad” no nos percatamos de lo que hacemos. Pero Ricardo nació prematuro y con un problema digestivo complejo que puso en grave riesgo su vida. Tuvo que quedarse internado en la clínica, sin poder ser alimentado en forma natural por varias semanas, hasta que su cuerpo maduró lo suficiente para soportar una operación larga y compleja. En ese periodo nunca pudo ser abrazado por su madre ni por mí, vivía en una incubadora recibiendo alimentación por la vena. Recuerdo que mi esposa y yo pasábamos los días mirándolo por la ventana de la unidad de cuidados intensivos neonatales… y sólo nos permitían entrar unos pocos minutos al día. Lo veía llorar constantemente sin poder cargarlo, consolarlo, acariciarlo… estaba solo.

Finalmente llegó el día de la operación, que fue un éxito. Unos días después por vez primera tomó leche… y luego de unos días mas fue dado de alta. Pesaba 1450 gramos cuando salió, y todavía me salen las lágrimas cuando de acuerdo de ese momento.

Con la gracia de Dios, la ayuda de los médicos y la labor dedicada y cuidadosa de mi esposa, el niño fue saliendo adelante. Sin embargo, el largo periodo que pasó en la incubadora, pasando hambre, soportando el dolor de los pinchazos y los cortes en el vientre, el hecho de no haber escuchado una voz que lo consuele ni unos brazos que lo carguen, habían dejado unas tremendas heridas emocionales.

La labor de la familia empezó entonces, y todavía no termina. Ricardo ha avanzado mucho, pero soy consciente que todavía trabajamos en curar los traumas que se generaron en esas primeras semanas. Este blog lo he creado para compartir mis experiencias como padre que busca el éxito de sus hijos. Pero específicamente, sobre una herramienta poderosa que me ayudó (y ayuda muchísimo aún) a formar su mente y orientar sus emociones: Los cuentos.

Me he dado cuenta que los cuentos son percibidos por los niños pequeños como reales. Por eso es importante que los usemos con cuidado. Un cuento puede traumar o puede curar el alma de un niño. Si se repite con frecuencia, el efecto positivo o negativo es mayor.

Voy a compartir con ustedes cada cuento, tal como se los he contado a mi hijo… espero les sea de ayuda. Los tengo clasificados por grupos: Cuentos para desarrollar la confianza, cuentos de amor, para desarrollar la valentía, para sobreponerse al fracaso, para insistir positivamente cuando las cosas salgan mal…. casi todos los modelos de conducta que admiramos se pueden modelar con cuentos.

Y en eso he estado los últimos tres años…